ACERCA DE MI

Previo a cualquier otra consideración, quiero aclarar que la presente información sobre Rubén Mosquera, la está aportando Rubén Mosquera, con toda la carga de subjetividad y arbitrio que tal operación supone.

 

Resulta difícil hablar de la vida de un hombre, ya que como he escrito en más de un texto teatral: ¿cuántas vidas caben en la vida de un solo hombre? Intentaré ser justo para con quien acceda a esta información, procurando no ser tan piadoso para con mi persona y evitando justificarme para con un posible juicio ajeno.

 

Esta página trata sobre un aspecto de mi vida, en tanto escritor, dramaturgo y director teatral, por lo que me ajustaré a lo aquí tratado.

 

Escribo desde que tengo memoria, nunca asignándole un carácter profesional a mis escritos, la mayoría de los cuales fueron destruidos por ser textos que no lograban soportar el mínimo requisito de calidad, o regalados, o esparcidos por diferentes manos sin ninguna clase de control ni registro, que iban desde escritos sobre reflexiones, poemas y hasta un par de obras de teatro que intenté montar con amigos en los roles actorales, empresa que llegó a ninguna parte luego de varios meses de ensayo.

 

Gran parte de mis años posteriores a la adolescencia fueron dedicados a una intensa actividad ligada a lo social, político o sindical, cuestiones que sin dudar influenciaron los escritos. La etapa de final de la juventud y entrada a la adultez me encontró estudiando en Escuela de Experimentación y Realización Cinematográfica del Instituto Nacional de Cinematografía, la única formación estructural en tanto actividad artística que recibí hasta entonces.

 

Fue una maravillosa experiencia, ya que se reabría la Escuela luego de un periodo muy oscurantista de la dictadura cívico militar. La Escuela abría un turno nocturno que permitía acceder a todas las personas que tenían un trabajo y que en su mayoría habían buscado sin suerte escuelas durante el periodo de restricción de la dictadura genocida. La escuela en esos años, paralelo a la apertura de la democracia en tiempos del presidente Alfonsín, fue un espacio sin restricciones temáticas ni ideológicas que recibía la visita permanente de figuras del cine nacional, latinoamericano o mundial, y a pesar que la experiencia formativa y de educación artística me quedó trunca por la impiedad de la economía que atraviesa a la cultura, lo que cercenó la posibilidad de llegar a filmar para finalizar la formación… me negué a conseguir un diploma presentando una monografía escrita que ponga en un plano la imaginación. Siempre estaré agradecido por lo aprendido y vivido, me aportó una visión estético política que me ha servido para todo el recorrido de mi vida.

 

Recién a principios de la década del 90 comencé – empujado por quien entonces era mi esposa – a preservar los textos y con la ayuda del padre Eliseo Morales del Hogar La Paz de Wilde logré editar una cantidad de cuentos que reflejan la sensación de aquellos años en el que transcurría el menemismo.

 

Producto de este tiempo son los libros de cuentos “De musa, saxo y locura” editado en 1991, y “De náufragos, huellas, pasillos y gaviotas” de 1994.

 

Esas obras coincidieron con la más intensa actividad territorial desde la organización política y como delegado sindical y como participe del movimiento de asentamientos, como habitante y participante en uno de los asentamientos de tierra en la zona de Quilmes, provincia de Buenos Aires.

 

Durante esa década estuve en plena lucha sindical, y protagonista directo de la huelga y ocupación del Instituto Malbrán, y si bien en ese período nunca dejé de escribir fue recién al terminar ese conflicto que decidí volver a buscar un camino más colectivo y no tan solitario donde volcar mi escritura.

 

Así fue que en 2001 me vinculé con un grupo que estaba terminando unas funciones teatrales y aporté un cuento de mi autoría para ser adaptado. Así nace la coautoría de “El rey, las damas y el peón” que se estrenara en enero 2002, en medio de una Buenos Aires absolutamente movilizada por los coletazos de diciembre de 2001.

 

De esa experiencia nace la necesidad de volcarme al teatro y poco tiempo después nacen “La sombra tras la sonrisa” y “Siete, siete trescientos”, y también advertí que necesariamente para que esos textos llegaran al escenario con la misma visión y espíritu con que fueron escritos, debía generar un espacio de teatro de autor, donde cada detalle a poner en escena respondiera a los dictados de igual sensibilidad con los que habían sido pergeñados en la soledad del papel.

 

Entretanto en 2005 logro editar mi tercer libro de cuentos “Buscando ángeles distraídos” como un ejercicio de despedirme de la literatura de escritorio y volcarme por entero al teatro de autor.

 

Hablando con actores, me di a la tarea de buscar un método desde donde poder dirigir mis propios textos y así fue que pasé por los cursos de Puesta en escena de Rubén Szuchmacher de quien reconozco haber recibido gran cantidad de elementos estéticos que influyen en la escena, y sobre todo de haber recibido de Juan Carlos Gené un montón de claves en relación a la dirección de actores y del mundo interior del actor como materia viva que resume en él todo el potencial de la escena.

 

También me interesé en la producción ejecutiva, como ejecutor de proyectos, para evitar que no llegaran a escena o se cayeran antes de estrenar. En este aspecto ha sido Gustavo Schraier y sus cursos un gran insumo en la materia.

 

Con estos elementos, a partir de 2009 y en forma ininterrumpida estrené y dirigí: La sombra tras la sonrisa (dos versiones en 2009 y 2019), Siete, siete trescientos, Historia de mujeres intensas, La violencia del orégano ( en versión 2012, 2013 y 2018), Las putas de San Julián en 2013/14 en Buenos Aires y en 2018 en una versión adaptada especialmente para ser puesta en escena en la Universidad de Virginia, La bella en su jaula con sus versiones de 2015, 2017 y 2019, Moldeada a imagen y semejanza con sus dos versiones de 2016 y 2017, El umbral invisible, Taquitos en el barro, Del color de los cerros, Vocación de vuelo, La terquedad de las cucarachas, La sutil debilidad del rey y El amor y la memoria.

 

Actualmente en 2020, estaba previsto el reestreno de El amor y la memoria en mayo y una versión nueva (debido a la desaparición física de Osvaldo Bayer prevista en la versión original) de Las putas de San Julián que iba a ser estrenada en agosto 2020, pero la aparición de la pandemia, que obligó a suspender la actividad teatral, y nos atravesó a todos, vino a colocar dichos proyectos en una fecha incierta de estreno.

 

Igual suerte corrieron los proyectos de obras que se estaban ensayando: La terquedad de las cucarachas y Moldeada a imagen y semejanza, ambas a estrenar en los meses de junio y julio 2020, donde yo desempeñaba una tarea de supervisión y apoyo para quienes dirigían dichas puestas.

 

Por otra parte, sigo escribiendo y ocupándome de nuevas obras a ser estrenadas, y paralelamente a esto, también he empezado a transitar un camino de búsqueda y realización de material audiovisual.

 

Continuará….

 

La Boca, 19 de mayo de 2020